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martes, 18 de junio de 2013

GAY

Menor transexual logra ser tratada como niña en la escuela

REDACCIÓN SDPNOTICIAS.COM
COBERTURAS
lun 17 jun 2013 10:06
Menor transexual logra ser tratada como niña en la escuela
Luego que su escuela le impidiera el uso de los baños de niñas y participar en deportes con equipos femeninos, Jane, (niña transexual de 9 años de edad) y su madre reclamaron por la discriminación que sufrían y ahora será tratada como cualquier niña.

Jane, había estado asistiendo a la escuela vestido como niño hasta este año. Cuando su madre le informó a la escuela de Queensland a la que asiste, que su hija quería asistir vestida de niña, la institución la obligó a firmar un documento en el que se obligaba a respetar el código de vestimenta, usar el baño para discapacitados y renunciar a la práctica de deportes en equipos femeninos, como el de natación. Australia.- Una niña transexual de 9 años de edad, ganó la lucha por usar los baños de chicas en su escuela, luego que se lo impidieran por ser transexual.
"Ella es mi chica, sólo quiero que pueda ir al baño como todas las otras chicas", explicó la madre de Jane. 
En mayo pasado la institución educativa cambió el nombre del baño para discapacitados a "baño unisex". 
Entonces la madre buscó el respaldo de la "Australian Transgender Support Association of Queensland", para interponer una queja por discriminación contra la escuela de su hija, si le seguían impidiendo el acceso al baño de niñas. 
Collin Allen Waters, director regional de Educación en la Costa Norte de Queensland, finalmente echó para atras las medidas discriminatorias contra la alumna transexual. Ahora la escuela permitirá a Jane competir en deportes junto a otras chicas.
La madre de Jane declara que desde que su hija tenía cuatro años de edad, sabía que quería identificarse como mujer, pues intentó cortar su pene con unas tijeras.
Cuando su madre le preguntó desde hace cuanto sabía que era niña, Jane le aseguró: "Desde que nací".
Según la madre de Jane, ahora que su hija viste como niña y es tratada como tal en la escuela, sus calificaciones han mejorado y se nota mucho más contenta. 
Info Courier Mail 

sábado, 8 de junio de 2013


TESTIMONIO
Beteta: ‘Fui víctima de electroshock para curar mi homosexualidad’
 
Beteta: ‘Fui víctima de electroshock para curar mi homosexualidad’
CLIENTELA. El psicólogo Alejandro Cantón advierte que siempre habrá algún terapeuta que se preste. Foto: Recurso | Ingimage
2013-06-02 — 12:00:00 AM — Cuando Ricardo Beteta escucha casos como el de Alejandro se le disparan muchas emociones, y más que todo, mucha rabia. Recuerda muy bien, cuando su madre llevó a su hermana y a él a un doctor. ‘Nos pidió que hiciéramos un dibujo, y después nos fuimos. Mi mamá empezó a llorar cuando el doctor le dijo que yo tenía tendencias homosexuales y que él me podía curar. Yo tenía por aquel entonces 9 años y poco sabía de todo eso. Ni siquiera sé lo que dibujé. Lo que sí sé es que yo fui víctima de electroshock para curar mi homosexualidad’.

Mientras en Estados Unidos se desclasificaba la homosexualidad como enfermedad, Beteta recibía una descarga eléctrica para inhibir sus instintos en una sala oscura frente a imágenes eróticas de hombres y mujeres, en la que supuestamente estaba para aprender a discernir lo que estaba bien de lo que estaba mal.

–¿Cómo era?

– Yo estaba completamente solo con el doctor. Me hacía desnudarme y me acostaba en un diván en calzoncillos nada más, y me ponían horquillas metálicas en los dedos. Era una habitación pequeña, a oscuras, y entonces empezaban las fotos. No eran pornográficas, pero sí eróticas. Si ponía puras fotos de hombres y él veía que yo me estimulaba, empezaba a mandar electricidad. Después ponía fotos de mujeres y hacía que yo me masturbara.

–¿Qué pensabas entonces de la terapia?

–Siendo niño, yo no sabía cómo procesar esa información. Obviamente yo le decía a mi madre que estaba todo bien, que la terapia estaba funcionando, como para tranquilizarla, pero yo sabía que no era cierto.

–¿Qué efecto tuvo en ti?

–Todo eso fue en vano, yo siempre estuve claro. Pero como hombre eso me ha afectado en mis relaciones... Quiero estar con mi pareja, disfrutar, relajarme, pero no puedo, termino sintiendo una situación de angustia. Tener sexo con otro hombre, en lugar de ser algo placentero, me genera un sentimiento de culpa; la rabia, electroshock.

–¿Odiabas a tu madre?

–No. Ella pensó que estaba haciendo lo mejor por mí, y le creo. Ella tenía mucho miedo de que alguien me fuera a matar o a discriminar; era un ambiente mucho más nocivo. Se sentía un poco culpable, pero era ‘la ciencia’, la medicina, y un doctor muy reconocido en Panamá, que ha sido premiado por sus contribuciones científicas. Cuando empecé el activismo le invité para dar su postura, pero me dijo ‘no, yo no quiero participar, porque tengo miedo de que expacientes míos vengan’. Eso significa que lo que hizo es malo, muy malo.

El psicólogo clínico Alejandro Cantón-Dutari fue uno de los pioneros en aplicar terapias de este tipo en el país. En la década de los setenta la tendencia de los pacientes homosexuales era buscar ‘cambiar’, recuerda. ‘Yo siempre creí que la orientación sexual no se puede cambiar. Empero, el comportamiento sexual humano puede controlarse. Pensé que utilizando técnicas de ‘modificación de conducta’ se podía ayudar a la persona a redirigir su comportamiento hacia un comportamiento heterosexual. Luego de estudios longitudinales llegué a la conclusión de que no resultaba’, explica.

Durante aquella época se consideraba que la homosexualidad era un trastorno mental, y a la consulta de Cantón seguían llegando pacientes con la petición de alguna terapia de cambio. Incluso la Caja del Seguro Social ofreció un programa de reconversión en el departamento de Psiquiatría de la Policlínica Especializada durante treinta años.

En 2012 en algunos estados de EEUU se prohibió la aplicación de lo que se conoce como la ‘terapia reparadora de la homosexualidad’ en menores de edad. ‘El problema con muchas terapias para comportamientos que no siempre tienen una causa bien conocida, y el debate oscila entre ciencia y creencias’, señala el doctor, que aclara que mientras haya personas que insistan en que quieren ‘cambiarla’, siempre habrá algún terapeuta que le seguirá la corriente. 

martes, 4 de junio de 2013


TESTIMONIO DE DORI FERNÁNDEZ, CIBERACTIVISTA Y EXPERTA EN IGUALDAD DE GÉNERO

“La igualdad es la base del desarrollo en plenitud de toda la humanidad”

DORI FERNÁNDEZ
Sábado 1ro de junio de 2013
Publicado en alandar nº299

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Mujer, feminista, lesbiana, cristiana y ser humana, como dice el tuit que lancé el pasado día 26 de abril con motivo del Día Internacional por la Visibilidad Lésbica. Así me defino. Mis armarios apenas tienen ropa y sí muchos recuerdos de todas las experiencias que me han marcado.
La primera y de más calado, sin duda, fue sentir que me gustaba una mujer. Aunque pasó rápido a segundo plano: la superó el dolor que vi a mi alrededor cuando aquellas desinformadas docentes decidieron que lo mío era un caso de “sexualidad desviada” y debía abandonar el colegio. Tenía 12 años.
A partir de ese momento mi vida se tornó en una búsqueda constante de respuestas. Pero también creció en mí un auténtico radar ante las injusticias, el mismo que me ha traído hasta el compromiso sosegado y firme del momento actual de estos 47 años que acabo de cumplir.
Una búsqueda que me llevó a vivir experiencias muy enriquecedoras. Desde aquella en el monasterio de Clarisas en Oñati (Gipuzkoa), las actividades con las Mercedarias Misioneras de Bérriz, el trabajo en la parroquia de mi barrio, hasta el posicionamiento político contrario a toda forma de violencia en un Bilbao que, por aquel entonces, empezaba a ver cómo la ciudadanía se movilizaba ante tanto asesinato. Gesto por la Paz cuajó ante mis ojos junto a los silencios de muchas personas que cada semana mostrábamos nuestra repulsa en el centro de la ciudad durante media hora –que llamábamos– “de silencio por la paz”.
No encontré todas las respuestas, pero sí viví la experiencia de un Dios, Padre, Madre o todo lo contrario –como acostumbro a decir, porque quién sabe del sexo de los ángeles– que solo me invitaba a que fuera yo misma, a que viviera en coherencia con mi ser interior. No era raro, la lectura de los evangelios me mostraba un Jesús de Nazaret coherente hasta en la muerte.
Y así lo hice. De la militancia por la paz, pasé a la que da la coherencia interior: dieciocho años con una mujer como pareja, sin armarios, sin carteles y con el lenguaje de los hechos como único instrumento de inserción social dan fe de ello.
Pero cuando no hay más referentes que los individuos socializados en “lo correcto” que muestra (impone) la sociedad, tendemos por inercia a imitarlos, más cuando ha costado tanto lograr el respeto en ese mundo de “personas normales”.
Así que, aunque encontré algunas respuestas, siguieron llegando preguntas. Tenía todo, pero también una sensación –cada vez mayor– de estar siendo de nuevo incoherente conmigo misma. Y volví a indagar, ahora, en el malestar que subyacía a mi aparente felicidad.
Cuando pasó el cáncer no tuve que esforzarme mucho más. Todo se volvió relativo y empecé a ver solo lo importante. El apoyo familiar, el de mi expareja, mis amigas, ver que podía de nuevo caminar, subir al monte… Volví a vivir con la conciencia de que era una segunda oportunidad y con la absoluta certeza de que no iba a desaprovecharla.
Retomé el trabajo y empecé a ver cosas que antes no veía. Mis compañeros varones promocionaban mientras que las mujeres seguíamos en los mismos puestos año tras año en igualdad de titulación y experiencia. El malestar crecía y yo no era ya la misma.
Hasta que llegó la crisis y mi radar anti-injusticias se volvió loco. Me apunté a la Escuela de Formación de Género on-line de la Diputación de Córdoba. Dos años más tarde, mi conciencia feminista, de justicia social, empezó a estorbar en una organización empresarial que buscaba únicamente mayores beneficios con la menor inversión y en un sector fuertemente masculinizado era obvio que yo sobraba.
Y así llegué al feminismo, a la apuesta por la igualdad de derechos y oportunidades de desarrollo para todas las personas. Aquí hallé las respuestas que me faltaban y es donde empezó esta segunda oportunidad: el puzle estaba completo.
Trabajar por un mundo habitable para todos y para todas es el ideal que me alienta cada día. La igualdad como base del desarrollo en plenitud de toda la humanidad, como el único principio que garantiza realmente la vida presente y futura.
Amartya Sen concibe el desarrollo como un proceso integrado de expansión de las libertades fundamentales entre las que la igualdad –el derecho a la no discriminación– es clave porque, sin ésta, ninguna de las demás es posible. Igualdad, equidad, desarrollo sostenible, son conceptos interdependientes unos de otros, inseparables e irrenunciables.
Mi compromiso ha cristalizado con fuerza, además de en otras organizaciones, dentro de la PPiiNA (Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción). Reivindicamos permisos parentales iguales, intransferibles y remunerados al cien por cien para ambos progenitores, independientemente del sexo, orientación sexual e identidad de género que tengan. La legislación actual (16 semanas para las madres y dos para los padres) diseña una sociedad de hombres independientes económicamente (sustentadores) y de mujeres dependientes económicamente de ellos (reproductoras y cuidadoras) –hasta que se acaba el amor, claro–, impidiendo que éstas tengan una vida laboral y post-laboral en igualdad de oportunidades.
En la PPiiNA me ocupo fundamentalmente de la dinamización en las redes sociales, algo apasionante cuando crees firmemente en ello. Somos un grupo que apuesta por la socialización del conocimiento, lo que permite combinar tareas según disponibilidad de cada cual.
Si conseguimos deshacer los roles de género tradicionales que instalan la desigualdad entre mujeres y hombres, fruto del desigual reparto del trabajo que imponen nuestras sociedades; si conseguimos que los varones se involucren en el cuidado de sus hijas e hijos; si conseguimos que cambie el ADN socio-emocional de unos y otras –como dice Evangelina García Prince–, si logramos percibir nuestras vidas en equivalencia humana, entonces la evolución de la especie estará asegurada.
Dios quiso que en mí fuera así. Y lo escuché. Ojalá quienes dicen representarlo, allá en las altas esferas eclesiásticas, también lo escuchen: Gál 3, 28 «Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús».