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viernes, 15 de noviembre de 2013

GAYLESPOL
Asociación de policías gays y lesbianas

24/10/2013

Sergio, el primer ertzaina que 'sale del armario'


Sergio Rojo (Irun, 48 años) tuvo clara su orientación sexual desde que era muy joven, bastante antes de ingresar en la Ertzaintza. La homosexualidad siempre fue para él algo natural, que no le creaba conflictos internos ni problemas en su vida personal. Tal vez porque lo vivió en su entorno desde que, siendo un chaval, empezó a trabajar en un bar de arrantzales de Hondarribia en el que todos sus empleados eran gays o lesbianas. Por eso, cuando hace sólo cinco años, después de dos décadas en la Policía vasca, se enteró de que acababa de nacer una asociación española de policías gays y lesbianas (Gaylespol), no dudó en marcar el número de teléfono que aparecía en su página web. Lo hizo por simple «curiosidad», empujado también por varios ataques homófobos que se habían producido en Vitoria y en Sitges, y porque además tenía una idea rondándole la cabeza desde hacía tiempo: «No podía ser el único gay de la Ertzaintza», comenta entre risas.

Sergio habla con sencillez y naturalidad de su sexualidad, que es simplemente «una parte más» de una vida que incluye, entre otras muchas cosas, el gusto por su trabajo, la afición por el arte y la música, y un profundo amor por sus perros Trufo y Txipi. En Europa occidental y en pleno siglo XXI, esta sinceridad tampoco sería demasiado chocante si no fuese por el hecho de que este irundarra afincado en San Sebastián se gana la vida como policía desde hace 28 años. De hecho, es el primer ertzaina que se atreve a 'salir del armario' públicamente. Con nombre y apellidos. Sin miedo a retratarse tal y como es porque no tiene «nada que esconder».

La actitud de Sergio es muy poco común entre los policías homosexuales. «Ser gay dentro de la Policía no es nada fácil. Y mucho menos reconocerlo», explica Manuel González, presidente de Gaylespol. «Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad son instituciones muy machistas. Muy tradicionales. A los que sufren casos de discriminación les cuesta mucho denunciarlos porque forman parte de colectivos muy corporativistas y los compañeros tienden a asumir que la denuncia va contra todos ellos. Por mucho que la denuncia, como es lógico, vaya sólo dirigida al que está lanzando los insultos homófobos», añade el portavoz de una asociación radicada en Cataluña y que reúne a 120 personas entre ertzainas, policías nacionales, mossos de esquadra, guardias civiles, policías municipales, bomberos y funcionarios de prisiones.

Pintadas y ruedas pinchadas

Manuel sabe bien de lo que habla. Este policía local de Sitges ha sufrido en carne propia episodios de discriminación relacionados con las Fuerzas de Seguridad. Desde la perspectiva de un ciudadano y también trabajando ya como policía. La primera vez fue a finales de la década de los 80. Acababa de terminar una relación sentimental y su expareja le pinchó las ruedas del coche. Fue entonces a denunciar lo ocurrido a una comisaría de la Guardia Civil, donde los agentes le preguntaron si sospechaba quién había podido ser el autor. «Les dije que sí, que había sido mi exnovio. Y los agentes empezaron a reírse delante de mí», recuerda.

Años después, ya como policía en activo, Manuel se encontró con que alguno de sus compañeros había pintado una foto suya en comisaría, a la vista de todos, para burlarse de él dándole una apariencia afeminada. La cosa no fue más allá. De hecho, afirma que las denuncias de discriminación no son muy habituales.

Sergio Rojo reconoce que la Er-tzaintza es, en este contexto, un «oasis» comparado con otros cuerpos policiales. Por lo menos, esa es su experiencia en la Policía vasca. Explica que él no ha sufrido episodios de discriminación ni con compañeros ni con mandos. Y que lo máximo que ha tenido que escuchar han sido algunos «chistes malos» y expresiones como «mira lo que dice el maricón este». Afirmaciones despectivas que, en todo caso, él atribuye a los encontronazos que surgen entre compañeros en momentos de tensión, y no a un rechazo homófobo. «Mirando hacia atrás, sólo tengo buenas palabras. Además, con un compañero no te une la orientación la sexual, sino compartir el día a día y otro tipo de vivencias, como cuando nos echaban cócteles molotov o cuando tienes que enfrentarte a cuatro delincuentes peligrosos. En esos casos, tampoco se puede ir de reina del lugar», recalca.

Mandos con miedo

Sergio mantiene que, quizá, su aterrizaje en la Ertzaintza fue más sencillo debido a que nunca ocultó su homosexualidad -siendo un veinteañero ya les dijo a sus padres que se iba a vivir con un hombre- y gracias también a que ingresó en el cuerpo con varios amigos.

- ¿Y qué le llevó a hacerse policía?

- Básicamente, el sentimiento romántico que existía en aquella época. Los que entrábamos en la Er-tzaintza, que acababa de nacer, teníamos la ilusión de formar una policía del pueblo y para el pueblo. Yo había estudiado música mucho tiempo, tocaba la tuba, y durante 13 años formé parte de la banda de la Policía vasca. Después pasé a Seguridad Ciudadana. Y ahora estoy en Investigación. Existe un estereotipo de que los gays sólo servimos para las artes o temas creativos, pero es un problema educacional, como casi todos los prejuicios que existen en este ámbito. A mí la verdad es que me gusta mucho mi curro.

Este ertzaina se define como un tipo raro -«soy policía, gay, aber-tzale y de izquierdas»-, que ha tenido hasta ahora una trayectoria cómoda en la Policía vasca. Insiste en que no conoce casos de discriminación entre compañeros, aunque también percibe que los ertzainas más jóvenes llegan con los «estereotipos más marcados» y con «más prejuicios». En todo caso, recalca que el mayor problema que existe en este ámbito es la «autocensura» y el miedo de algunos ertzainas a que se conozca su orientación sexual. «Hay algunos que tienen la puerta del armario a medio abrir, que se dedican a dar justificaciones infantiles e innecesarias sobre su vida privada. También hay quien siente la necesidad de parecer el más macho en algunas actuaciones», detalla. Sergio también conoce algunos casos de mandos policiales que no desvelan su homosexualidad por «miedo a que perjudique» su ascenso en la escala de la Policía vasca.

El presidente de Gaylespol corrobora estas palabras. Manuel González añade que incluso hay algunos que simulan tener relaciones heterosexuales porque tienen la percepción de que se integrarán mejor y mandos que le han confesado que les gustaría formar parte de la asociación pero que temen que entorpezca su carrera. «Estos miedos ya son una razón de peso para crear una asociación como la nuestra», concluye.

Para leer la noticia completa ir a http://www.diariovasco.com/v/20131024/al-dia-local/sergio-primer-ertzaina-sale-20131024.html

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