Tomado de Crónicas del armario
Pequeñas crónicas del armario (dentro y afuera)
« Es cierto que el
camino no fue fácil, pero ¿Cuál lo es? Ninguno », Entendemos
Hay cosas que sabes en lo más íntimo de ti que te da tanto miedo reconocer o aceptar, que decides simplemente ignorar. Eso fue más o menos lo que me pasó a mí.
Comenzaba a sentir que era distinta al resto de las chicas de mi clase. Ellas comenzaban a tontear con los chicos de la clase, a sentir cosas que yo no sentía y que no podía entender. Me resultó francamente difícil entender por qué yo no sentía como ellas, porque era distinta…
Pero entonces llegó ella, la chica nueva de clase y puso mi vida patas arriba. Ella fue la que me dio casi todas las respuestas a mis preguntas. No me gustaban ellos, ni me atraían… Pero ella lo tenía todo. Me gustaba, me atraía, me ponía nerviosa… Ella fue el detonante de empezar a hacerme nuevas preguntas aunque sin respuesta.
Yo soy de una ciudad pequeña en la que la homosexualidad se ve realmente poco por la calle, aunque día a día, vamos sumando puntos. Me costaba imaginarme por las calles de mi ciudad con ella, paseando, besándonos… Me costaba imaginarme sentada con mi madre y contarle todo aquello que me pasaba por la cabeza… Al final me decanté por decírselo a mi mejor amiga, con la que siempre había compartido todas las dudas y todas las emociones, menos esta…
Recuerdo la conversación como si hubiera sido ayer, porque sus palabras me dejaron marcada de por vida. Me dijo que era peor ser lesbiana que tener cáncer, que era lo peor que me podía pasar.
Fue entonces cuando escondí todos mis sentimientos debajo de la ropa y continué con mi vida sin más… Hasta que acabé el bachiller y la selectividad y me fui a Madrid a estudiar.
Madrid es diferente. Allí enseguida me sentí cómoda. Había tanta gente diferente a mí, que enseguida encontré mi sitio, enseguida encontré gente que sentía como yo y que no tenía miedo de decirlo ni de demostrarlo. En Madrid conseguí sentirme cómoda conmigo misma por primera vez en mi vida.
Fue en Madrid, cómo era de esperar, donde conocí a la primera chica con la que estuve y la que me abrió los ojos en muchas cosas. A pesar de que estuvimos muy poco tiempo y a pesar de mil pesares, ella me abrió un camino que a día de hoy, es mi vida.
Es cierto que el camino no fue fácil, pero ¿Cuál lo es? Ninguno… Tardé mucho en encontrar mi sitio porque tenía miedo, porque el camino me lo conocía de memoria. El miedo no puede deparar nada bueno. El miedo te agarra de los tobillos cuando intentas andar y lo único que hace, es ayudarte a tropezar. No tengáis miedo, porque no hay nada más absurdo que tener miedo de vivir tu vida.
Y sí, hay vida después de salir del armario, es más, mucha vida. Cuando ya no tienes miedo a vivir, tu respiración se acompasa, como tus pasos, como tus latidos… ¡Y disfrutas!
Blog Entendemos
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