Un Registro Civil de Baleares autoriza el cambio de nombre a una niña transexual de siete años
Ensa es un nombre que suena a sonrisa, la que una niña esboza cada vez que lo oye y la que no puede reprimir cuando lee su nombre en el DNI.
Ensa pronto cumplirá ocho años, tan pequeña y tan valiente. Es una niña transexual, al nacer le adjudicaron un sexo con el que nunca se vio identificada, esa adjudicación vino acompañada de un nombre que no le representó, de un género que al nombrarla le molestaba y de unas expectativas del entorno que no pudo cumplir.
Hoy por fin tiene en su mano un DNI que cambia su historia. Un Registro Civil ha autorizado el cambio de nombre por uso habitual, la niña transexual más pequeña que lo consigue en Baleares. Para ello tuvo que luchar con las expectativas creadas en su familia, en su entorno, vencer los prejuicios, explicar su realidad, conseguir que le trataran en femenino y con ese nombre las amigas y los amigos, en el colegio y en cualquier actividad, para que la responsable del Registro Civil autorizara el derecho a tener un nombre que le representa, con el que se siente cómoda y responde a su identidad. Y aún no ha cumplido ocho años.
El derecho a la identidad parece ser algo incuestionable que se les niega las personas transexuales de partida. Esta es una de las reivindicaciones que Chrysallis, Asociación de Familias de Menores Transexuales, ha trasladado a los representantes políticos, a la Dirección General de Registros, a la Defensora del Pueblo y hasta el Tribunal Supremo. En los últimos dos años aproximadamente treinta y cinco menores han accedido a ese cambio de nombre por uso habitual en el Estado Español, pero también en ocasiones los autos son desfavorables o son recurridos por la fiscalía. En el peor de los casos las niñas y los niños no consiguen hacerse ver por sus familias, sufriendo en silencio sin saber qué hacer.
La familia de Ensa encontró a la asociación Chrysallis hace un año, desde entonces su vida ha cambiado a mejor. Han tenido que sortear barreras y educar a su entorno, soportar que se les cuestionara desde el ámbito educativo, que en el entorno sanitario no supieran darles respuestas, noches sin dormir y muchas horas de explicaciones que se compensan con esa sonrisa que lleva aparejada el nombre de Ensa.
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